En el furgón policial, con bancos corridos a cada lado, hay dos tipos elegantemente vestidos y con relucientes zapatos de charol. Están sentados uno a cada lado, enfrente el uno del otro. Entre ambos, y al fondo del furgón, donde permaneces inmóviles, hay una rejilla y, justo debajo, sujeta a la medianera que separa la cabina del conductor —como si fuera un cuadro abstracto—, la rueda de repuesto.
A los dos tipos solo se les ve las manos, finas y delicadas, sujetando sus sombreros con los que se cubren el lado de la cara, expuesta a la vista de todos, de la mía también.
Ofrecen una imagen simétrica, con la rejilla y la rueda de repuesto en el centro, y los dos tipos, uno a cada lado, sentados en idéntica postura y gesto. Los dos comparten en igual número las tablas del suelo sobre las que apoyan sus pies.
Los caballeros van detenidos, y antes de cerrar las puertas del furgón se asoma el objetivo de una cámara.
* Dos tipos en un furgón policial se esconden del fotógrafo con ayuda de su sombrero (New York) (hacia 1941).
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