lunes, 7 de marzo de 2022

Manos de marfil *


   Mantiene los ojos fuertemente cerrados, fruncido el entrecejo y entreabierta la boca. Es pelirroja, peina a lo pin up, con ondas al agua sobre la frente; tiene el rostro alargado y va sin maquillar, natural. Permanece de pie mientras escucha un concierto de jazz en el Stuyvesant Casino, en el 140 de la Second Avenue de New York. 
   Al mirarla no es posible dejar de percibir la emoción que siente en ese instante. Sobre parte de su rostro se interpone, y deja verse, la vara de un trombón.
    Sin cambiar su gesto, la mujer, o el ensueño, choca una contra otra sus manos de largos dedos, de marfil, y uñas carmesí. Viste un traje oscuro de manga larga y de cuello cuadrado de punto con botones a juego. Lleva las mangas subidas, mostrando sus brazos de piel aterciopelada y moteados de diminutas pecas. En la muñeca derecha luce un diminuto reloj cuadrado, con pulsera de piel muy fina, cilíndrica.
    Miro su cara, el gesto de emoción que muestra y, una vez más sus manos, y pienso ¡cómo no hacerlo!, en la inmortalidad.
    Cuánta perfección y belleza desaparecen o se marchitan a cada instante, sin motivo, ni razón. Abomino del tiempo.

* Joven extasiada y con las manos entrelazadas en un concierto de jazz en el Casino Stuyvesant, de New York (hacía 1944-1945).

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