miércoles, 18 de enero de 2023

Corea del Sur y el cine indie


Hace unos días me acerqué a una de las plataformas de mi televisor para ver la película coreana Minari: historia de mi familia, escrita y dirigida por Lee Isaac Chung.Días antes había ido a los cines Golem a ver La Novelista y su película, de Hong Sang-soo.
Dos cintas muy distintas, pero con algo en común: el tratamiento de los paisajes, ya sean estos urbanos, como en la Novelista y su película, o rústico, como ocurre en Minari: historia de mi familia.
La fotografía es detallista al máximo, con planos donde sus protagonistas expresan todo un mundo de sensaciones, sentimientos, alegrías y tristezas. Planos largo, lentos... ensimismados, en los que el tiempo no existe. Gran virtud de esta clase de cine.
Minari es la lucha de una familia coreana residente en EE UU por mejorar su vida, dedicada a la nada creativa actividad de sexar pollos. Desean desarrollar una industria agrícola basada en productos que consumen la comunidad coreana, muy extensa donde han ido a instalarse. Finalmente logran el propósito, pero no antes de sufrir un incendio en el almacén por el descuido de la madre de la protagonista debido a la inmovilidad parcial causada por un derrame cerebral. La abuela (Youn Yuh-jung. Oscar 2021 a la mejor actriz de reparto) es al mismo tiempo causa de la alteración en el día a día de la familia, y la unión de todos ellos en superar las desgracias y asumir el reto de sobreponerse a los contratiempos como el matrimonio, con dos hijos, se habían jurado desde un principio. Película sensible, tierna, y en la que es posible ver o entrever ese mundo extraño para muchos de nosotros que es el de ciertos países orientales.
La Novelista y su película es una obra rodada en los arrabales de una gran ciudad coreana. Es el encuentro y reencuentros de diversos personajes, todo a raíz de la necesidad de una novelista, agotada literariamente, de cambiar su registro: hacer un documental, un corto. Es en blanco y negro hasta el último fotograma en el que el director rinde homenaje a su esposa, una de las protagonistas del film, y rueda unos primeros planos de ella sosteniendo entre sus manos un ramo de flores: Kim Min-hee.
He leído varias criticas de esta película y he de decir que ninguna me ha satisfecho. No es como parece, el renacer de una escritora después de lograr escribir y rodar un corto. No, por el contrario es el final de una vida creadora. La imagen en b/n casi final en la que se ve un pasivo donde a un lado esta el ascensor en el que la novelista ha subido hasta la terraza, y al otro lado del pasillo donde se encuentra el estudio es enormemente significativa. En el medio, el más absoluto y frío de los vacíos: ausencia de vida. Ahí esta el el verdadero final. Solo hay una excepción que pasa muy desapercibida, y es la imagen de una niña asomada a la cristalera del restaurante donde la actriz y la novelista están comiendo y hablando de ese posible corto. Esa niña representa precisamente lo que ya no tienen los demás personajes, el futuro, una vida creativa por delante.
He de resaltar el cuidado de la toma de escenas. Pocas tomas de frente y infinidad de perfil, como huyendo, escondiéndose. En realidad es una galería de personajes fracasados: un poeta alcoholizado, una joven actriz con problemas igualmente debido al alcohol, y la dueña de una librería refugiada por sus escasos éxitos como escritora, amiga de la novelista, que ha ido a verla.
Ambos film son sobre todo metafóricos. Esa es una de las grandes riquezas que he podido ver en el cine coreano, Un cine que cada día me atrae más. Un cine indie sumamente atractivo y adictivo.

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