lunes, 28 de febrero de 2022

Un galés en New York *



    Ocupa todo el campo de visión: su figura y el borde de un vaso, tal vez de güisqui. Viste con pulcritud; lleva el pelo revuelto, abundante y espeso, y un mechón rebelde le cae sobre la frente plana, poderosa, como un muro de separación entre su vida y lo demás.
    Gesticula con las manos, sentado en el bar y mirando con sus ojos saltones de beodo y semblante bobo a alguien que está de pie delante de su mesa. Por el ornato en el movimiento de las manos y los brazos, parece explicar a un oyente –real o ficticio– cómo se dirige una sinfónica cuando se ha olvidado la batuta en casa. 
    Dylan Marlais Thomas, el último poeta maldito, murió demasiado joven. Pero a este galés no lo mató la poesía. Lo hizo una hemorragia cerebral en el hospital St. Vincent de New York, después de sufrir un coma etílico en el hotel Chelsea. 


Y la muerte no tendrá dominio.


Y la muerte no tendrá dominio.
Los que por largo tiempo permanezcan
bajo la tormenta del mar no morirán atormentados;
retorcidos de angustia cuando la fuerza pierdan,
aún atados a una rueda, no estarán quebrados;
la fe en sus manos podrá romperse en mitades
y los demonios de unicornio atravesarlos,
no sucumbirán aunque estén fragmentados,
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Podrán las gaviotas no gritar más en sus oídos
o las olas no romper sonoras en las playas;
donde brotó una flor podrá una flor no brotar
otra vez cuando irrumpan las lluvias;
aunque ellos estén lívidos y tiesos como clavos,
martillando margaritas con sus cabezas;
bajo el sol desvanecidos hasta que el sol desvanezca,
y la muerte no tendrá dominio

DYLAN M. THOMAS



*El poeta Dylan Marlais Thomas sentado en una taberna hacia 1946 (New York) (1914-1953).
1 NE. Traducción de la pintora y poeta argentina Raquel Partnoy, de su trabajo 10 POEMAS
DE DYLAN THOMAS. Washington (diciembre 2011).







jueves, 24 de febrero de 2022

Fotografía al agua *


  Media docena de libros, en la pared un cuadro del acuarelista John Marin, dos almohadas y una pequeña cama. No hay más decoración ni mobiliario en el apartamento. Eso es todo.
    Sobre la cama, sentado, un hombre de edad avanzada. Viste traje oscuro, de buena clase, que deja ver los puños blancos de la camisa de cuello americano y corbata, también oscura. Su aspecto es de persona elegante. Tiene el pelo blanco, bigote y cejas pobladas. Mira hacia arriba a través de unas gafas bifocales redondas y de montura metálica muy fina.
    El estudio de Alfred Stieglitz está en la séptima planta del 509 de Madison Avenue (puerta An American Place). Stieglitz siempre quiso hacer de la fotografía un arte similar al de la pintura, quizá influido por la pintora Georgia O'Keeffe, su mujer.
    Los inviernos los pasa con ella en el Shelton de Manhattan. Su Winter on Fifth Avenue (Invierno en la Quinta Avenida) es una acuarela fotográfica.

* El fotógrafo Alfred Stieglitz en su estudio del 509 de Madison Avenue hacia 1945 (New York) (1864-1946).

miércoles, 23 de febrero de 2022

En el Sammy's, de la Bowery *

   
    A punto de quemarse la punta de los dedos con la pava del cigarrillo, el hombre observa fijamente a la joven que toca la flauta de pico alto a su lado. 
    Se encuentran en el Sammy's, de la Bowery; ella sentada y recostada sobre el respaldo de una silla. Repantigada. Tiene una de las piernas estirada y la otra doblada, y apoyado el pie, casi fuera del gastado mocasín, en una de las patas de la mesa, sobre la que hay tres vasos, dos con bebidas y el otro vacío.
    Viste falda larga de flores, fruncida en la cintura, y camisa blanca abierta y de manga corta. Su pelo es de color oscuro y ondulado y lo lleva cortado a media melena; sobre el puente de su bien formada y recta nariz apoya unas gafas grandes de cristales redondos y montura de carey en tono claro.
    El hombre es un tipo joven y atractivo. Se sienta a su lado con las piernas cruzadas, casi encogido por la falta de espacio. Viste traje claro, de verano, elegante, camisa de cuello collar y corbata. En la solapa lleva un botón negro. Usa gafas de cristales grandes y redondos sobre montura de pasta marrón oscuro.
    Sentado junto a ellos hay un tipo algo corpulento; aparenta estar obsesionado por su calvicie, ya que se peina mechas cruzadas desde un lado al otro de la cabeza para, en realidad, mal disimular la falta de pelo en la extensa coronilla.
    De espaldas a la joven hay dos hombres de pie. Parecen mantener conversación con una mujer que les habla desde el otro lado de un pequeño barril de madera situado en medio y que les separa. Uno de ellos es bastante joven, lleva un vaso en la mano, viste traje oscuro de rayas, camisa arrugada y sin corbata; el otro es un hombre de mediana edad bien vestido, con sombrero, y está apoyado en la barra. 
    La pared del bar aparece cubierta de fotografías de actrices y actores famosos. Más pendientes e interesados éstos de la vida del bar y sus clientes que la joven flautista y el elegante fumador del luto en la solapa. 
    Ambos jóvenes aparecen en mi retina por azar. Se diría que pertenecen a otra época, a otro espacio; incluso a otro universo… porque semejan dos seres apresados por el ojo de la cámara en un mundo que tal vez no sea el suyo. 
    Años después volví por el 263 y el Sammy's ya no estaba. En su lugar encontré una inmensa cristalera, con un rótulo que decía: «Almacén en alquiler». A ambos lados vi dos prósperos negocios dedicados a la fabricación y suministro de equipos para restaurantes. Entonces me acordé de aquella joven pareja, y del dueño del Sammy's, que siempre quiso ser algún día, según me contaron, alcalde de New York.

* Flautista solitaria en el Sammy's de la Bowery (Manhattan) (decenio 1940).



sábado, 19 de febrero de 2022

Hechizo *



   Escote en uve, cuello largo, rostro alargado, de rasgos suaves y piel afelpada. Así es ella. Lleva un peinado estilo pin up con ondas al agua sobre la frente; el resto del rostro lo tiene despejado, sin pendientes; solo una gargantilla de perlas de tres hilos adorna su cuello. Está de pie, en reposo, con los ojos cerrados y expresión de placer.
   A su lado, un músico negro, con los carrillos tensos como timbales, interpreta una pieza de jazz en su trombón de varas mientras observa fijamente a la joven. Junto a ella, a su derecha, otra mujer de mirada extraviada y boca semiabierta de placer escucha hechizada.

* Mujer joven en un club de jazz en Greenwich Village (Manhattan) (hacia 1940-45).


martes, 15 de febrero de 2022

Un agradable encuentro *


    Enfrente, mirándome con algo de estrabismo y gesto de «éste soy yo», veo a un tipo desaliñado, sucio, con barba de no habérsela arreglado nunca y pelo largo sin cortar, enmarañado.
    Resalta su amplia frente surcada por cinco largas estrías, prolongación de una calvicie que progresa inexorablemente por el centro de su cabeza. Tiene la nariz grande, y ancha, y sus pómulos son regordetes. En la comisura de sus labios —largos y finos— sujeta una pipa con un cigarrillo en el extremo.
    Viste una camisa que en su momento fue blanca y hoy es de color grisáceo; una de las puntas del cuello —de borde renegrido— se retuerce hacía arriba; lleva corbata de punto, con el nudo ladeado y caído hacía un lado. La chaqueta es de paño grueso, de «espiguilla».
    En su mano derecha, de uñas ennegrecidas, sostiene un vaso en el que aún queda algo más de un tercio de cerveza y una fina capa de espuma, y restos adheridos en las diferentes partes de la superficie del vidrio.
    El tipo me dice que es Joe Gould, el profesor Gaviota, poeta y escritor, autor del libro más largo jamás escrito: Historia Oral del Mundo Contemporáneo (Oral History of the Contemporary World), amante de las culturas Chippewa's y Mandan's, y reportero del New York Evening Mail. Yo le creo.

* El escritor y bohemio Joe Goul hacia 1940 (Manhattan) (1889-1957).

lunes, 14 de febrero de 2022

Joy of Living (El placer de vivir) *

  Varios policías han tapado el cadáver con hojas de periódicos. El cuerpo solo deja ver las suelas de sus zapatos, aún en buen uso. Está tendido sobre la acera, boca arriba y ensangrentado, junto al Teatro Tudor, donde proyectan Joy of Living y Don’t Turn Them Loose.
  Debajo de la marquesina del teatro los curiosos observan; algunos fuman tranquilamente mientras otros se ofrecen tabaco entre sí.    
    En primera fila hay un tipo alto y delgado, moreno y con grandes entradas en las sienes. Viste un uniforme que podría ser de empleado de hotel o de conserje. En el borde del bolsillo superior del lado izquierdo de la chaqueta lleva cosidas las letras The NY. A su lado se encuentra un policía observando lo que hacen sus otros tres compañeros. El tipo permanece de pie, con los brazos cruzados y pisando el bordillo que separa la acera de la calzada; su cara muestra sorpresa e incredulidad pese a que acaba de matar al hombre del suelo: lo ha atropellado, quizá inintencionadamente. ¡Quién sabe!.



* Delante del Tudor, donde proyectan Joy of Living, con Irene Dunne, y Don't Turn Them Loose en New York (hacia 1940).

domingo, 13 de febrero de 2022

Manhattan *

    El reloj señala las cuatro menos veinte. Es domingo de un desconocido día de mes del remoto año 1938.
    Sobre el suelo, tirados o dejados, es difícil saberlo, esperan nueve noctámbulos paquetes de periódicos y revistas atados con cuerda sobre la ancha acera de una calle de Manhattan.















* Domingo por la mañana en una calle de Manhattan (hacia 1938).

sábado, 5 de febrero de 2022

El puprite *

    En primera fila, con las manos apoyadas en el borde del pupitre Modern y rostro de embeleso, una mujer —un hechizo— mira con intensidad y sorpresa al músico que está al otro lado interpretando una pieza de jazz. Los rasgos de su rostro ovalado son perfectos. La frente es amplia y despejada; la nariz recta; la boca entreabierta —pasmada— de labios carnosos y pintados de grana, como sus uñas carmesí. Tiene el pelo intensamente negro y recogido en la nunca. De los lóbulos cuelgan dos medias lunas con una perla en el centro. Viste blusa blanca cerrada bajo una chaqueta oscura sin solapas y botones de fantasía.
    Detrás, otra mujer —joven— mira fascina
da la interpretación. Lleva un vestido camisero con lazo de
lunares blancos y fondo claro. Graciosos tirabuzones le caen por la espalda hasta los hombros. Le brillan los    ojos, soñadores, y sus labios separados dejan asomar el esmalte de la boca. Su rostro y la expresión que lo    ilumina son el arquetipo de belleza.
    Sobre el pupitre veo la partitura de I Reme... en Fa mayor y un paño arrugado encima, tapando parcialmente la anotación musical. Al lado, una cajetilla de cigarrillos KOOL y un sobre para Patrick Johnson.

* En un concierto de jazz del trompetista Bunk Johnson, en el Stuyvesant Casino, una joven se apoya en el pupitre junto al escenario (New York) (hacia 1941).

jueves, 3 de febrero de 2022

Confort *



    
La hoja de periódico muestra el anuncio de un comercio que ofrece muebles confortables y artículos de iluminación: sillas a 8,90 $, lámparas a 6,90 $... Bajo la hoja, en la penumbra del papel, asoma parte del rostro de un hombre descansando sobre un camastro tapado con una manta. Al lado parece vislumbrarse otro camastro, otra manta y, quizá, otro cuerpo debajo.





* Un periódico protege de la luz a un vagabundo en un centro de acogida de Bowery en Manhattan (hacia 1939).

miércoles, 2 de febrero de 2022

Silencio *

   En la cabina, el teléfono en silencio observa al niño dormido.










Niño dormido en una cabina telefónica en New York (hacia 1940).

martes, 1 de febrero de 2022

A la sombra del buzón *

 

 El cadáver se encuentra boca abajo, a la sombra nocturna del buzón de correos. Alguien lo ha tapado con una sábana, ahora ensangrentada. A su lado un policía toma notas como si en ese momento estuviese multándole por estar tirado, acostado o muerto en la vía pública. En el buzón, un letrero apremia a los ciudadanos a que «envíen pronto sus paquetes para que lleguen antes de Navidad».








* Descanso eterno al pie de un buzón de correos en New York (hacia 1941).


Las vidas pasadas nunca pasan

Hace unos días me dio por reflexionar acerca del pasado. En realidad de los intentos de traerlo al presente y rejuvenecerlo; darle sentido d...